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LOS

SANTOS EVANGELIOS.

ADVERTENCIA

SOBRE EL EVANGELIO DE SAN MATEO.

SAN Matéo, llamado tambien Levi, era natural de Galiléa. Elevado al apostolado desde el oficio de publicano, ó cobrador de tributos, fué el primero que escribió el Evangelio, unos seis ú ocho años despues de la muerte del Señor. Escribióle en Jerusalen en lengua hebréa, ó por mejor decir siriaca, que era una mezcla de la hebréa con la caldea, que usaban entonces los judios; y lo hizo á peticion de los discípulos, y de órden de los Apóstoles, en beneficio de los judíos que se convertian. Asi lo dicen san Gerónimo De Scr. eccl. San Iren. Lib. III, c. 1. San Atan. In Sinopsi, etc. San Mateo fué despues á Etiopía á predicar el Evangelio.

PRESENTO

RESENTO á V. M. esta nueva version de las Santas Escrituras, formada de su Real órden, y bajo su poderosa proteccion. El augusto y religioso Padre de V. M. tuvo á bien encargarme esta árdua empresa; y se dignó ademas alentar mi timidez y justa desconfianza de mis fuerzas, manifestando vivos deseos de que la llevara al cabo, y proporcionándome los medios para conseguirlo. El fin que se propuso fué facilitar mas á los españoles la lectura, inteligencia y meditacion de los Libros Santos. Porque si el antiguo pueblo de Dios hallaba en ellos suave y sólido consuelo en medio de las aflicciones de esta vida, ¿cuánto mas le hallarémos nosotros en la celestial y benéfica doctrina, que nos hizo patente el Verbo Eterno, nuestro Divino Maestro r dulcísimo Redentor?

que

Dígnese pues V. M. recibir benignamente este pequeño fruto de mis tareas, cogido en el retiro la Providencia me ha proporcionado en estos últimos años; ya que me ha dispensado la gracia de que salga al público recomendado con el augusto nombre de V. M.

El soberano Autor de la paz derrame de lleno sobre V. M. las luces de verdadera sabiduría, que despiden de sí los Libros Sagrados; y haga que circuido siempre de ellas el escelso sólio de V. M., y difundidas por todos los ángulos de esta vasta Monarquía, brille en todos los españoles la CARIDAD CRISTIANA; la cual es el complemento de la Ley, y el único medio de poder pasar tranquila y piadosamente los breves dias de nuestra peregrinacion.

El Cielo prospere dilatados años la importante y preciosa vida de V. M. y de toda la Real Familia, para gloria de nuestra santa Religion, y mayor bien del Estado.

Señor.

A. L. R. P. de V. M.

Felix Corres Amat.

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Hace ya muchos años que se deseaba en España una version

castellana de las santas Escrituras hecha con aquella justa libertad con que se han traducido en las demas naciones cristianas, especialmente la italiana y la francesa. Y asi es que fué recibida con singular aprecio la que publicó el R. P. Felipe Scio, Preceptor de los señores Infantes, y despues Obispo de Segovia, menos sujeta ya á los modismos y sintaxis de las lenguas hebréa y griega, que las antiguas versiones de Ferrara, Valera ect., y depurada de muchas voces anticuadas y confusas que hacen pesada la lectura de aquellas. La nueva version se esparció luego. por todo el vasto territorio de la monarquía española ; y los sabios han hecho la debida justicia al mérito del digno traductor, elogiando sus laboriosas tareas.

Pero cuando tradujo el P. Scio la sagrada Biblia, y aun al tiempo mismo en que, vencidos grandes obstáculos con la poderosa proteccion que le dispensaba el augusto Monarca, comen-zó á imprimirla, no juzgó prudente aquel sensato y sabio traductor usar tanto como deseaba, y creia lícito, de la santa y racional libertad en traducir, que se habian tomado ya en su tiempo, como él mismo dice en la Disertacion preliminar, « los hombres mas eminentes, y que con mayor acierto y aceptacion » han hecho sus traslaciones, sin faltar a la fidelidad de la traduc»cion.» Estaba bien persuadido de que para trasladar literalmente y con exactitud muchas espresiones de la Biblia, era preciso variar á veces el giro y colocacion de las palabras, substituir las propias a las metafóricas é figuradas que no tienen cabida en nuestra lengua, y en fin no atenerse al número de las voces, sino al sentido literal de toda la cláusula. Y en honor de la esclarecida memoria del ilustrísimo Scio debo decir, que él mismo aseguró á uno de sus discípulos, en el dia antorcha brillante de la Iglesia española, que si se ciñó demasiado á la letra material del texto de la Vulgata, con perjuicio de la claridad y hermosura del estilo, y algunas veces inadvertidamente hasta de la misma exactitud del sentido literal, fué por el temor de chocar mas fuertemente con la preocupacion que reinaba entonces contra las versiones de la Escritura en lengua vulgar: preocupación que fomentaban algunos fanáticos, sin hacer caso de las nuevas y terminantes disposiciones del sumo Pontífice, cuya autoridad en otras materias afectaban obedecer y respetar hasta lo sumo.

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Ahora pues que variadas por fortuna las circunstancias, vemos que nadie mira ya como daño de la religion, el que los fie

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